La cría a mano de un Charmosyna Placentis:
(I) La incubación artificial.
En el presente artículo intentaré explicar de la manera más detallada posible una experiencia personal que tuve con la
cría a mano de un pequeño lori de flanco rojo (Charmosyna placentis). No hay pretensión alguna que represente como manual o guía a seguir
infalible para estos casos, pero que al menos a alguien le sirva de ayuda si se encuentra en dicha tesitura.
Hace tres años que adquirí una pareja de Charmosyna placentis, unos pequeños y encantadores loris con los que pretendía
iniciarme a la tenencia y cría de especies delicadas con el fin, a largo plazo, de especializarme en loris pequeños.
La desventura y desilusión se hicieron visibles cuando después de tres puestas ninguna fue incubada con éxito. Probé todo
tipo de nidos y jaulas y con largos tiempos de observación detecté que el macho no cumplió bien su tarea de incubar (recordemos que en esta
especie la incubación es compartida por igual en ambos sexos) e incluso rompió los huevos.
Al final me hice con una incubadora para al menos comprobar si esta pareja produce huevos fértiles y apostar por
ella en futuras puestas. Es una incubadora pensada para huevos de tamaño medio tipo gallina o pato, pero con buenas referencias dadas por
criadores de loros tipo yacos, ararauna, amazonas e incluso carolinas. Puse la máquina en marcha y se estabilizó al poco tiempo con una
temperatura programada de 37.3ºC y 50%HDR (humedad) y un volteo cada hora… A los pocos días puse dos minúsculos huevos de lori de flanco
rojo.

A los 8 días los miro por primera vez con una linterna y, sorpresa…están fecundados! Se pueden observar como las
ramificaciones venosas se expanden por gran parte del huevo. A los 23 días paro el volteo automático y a los 25 no hay la más mínima señal
del primer PIP…. Algo falla. En esta especie la incubación dada por unos cuantos criadores es de 25 días para la cría natural y de 23 para
la incubación artificial.
Al día siguiente decido abrir los huevos para comprobar que ha pasado: los dos embriones murieron unos 5 ó 6 días antes.
Era el momento de buscar alguna explicación ya que no puedo poner más puestas en la incubadora hasta resolver el problema. Tras unas
consultas, un par de criadores coinciden en la mezcla de error de los tres factores clave para una correcta incubación: temperatura
demasiado alta, volteo muy agresivo y humedad baja… ¿Pero cómo puede ser si ajusté los parámetros como marcan la mayoría de criadores?
Confuso por el desastre instalo un termómetro con sonda de alta precisión en el lugar donde están los huevos y la sorpresa
es ingrata, marca 38,2ºC que supone un grado de más; y la humedad de un 10% inferior… Está claro que hay que hacer algo para evitar cocer
futuras puestas.
Una experimentada criadora de loris me comentó que la temperatura adecuada (o al menos lo que le funciona mejor a
ella) es entre 37.1 a 37.2ºC y 55% de HDR. Programando el volteo automático cada dos horas y con unas guías adicionales para ralentizar el
volteo. Así que establezco los valores indicados, pero no en el dial de la incubadora sino en el del termómetro de sonda… El indicador
automático de la incubadora acabó marcando 36.7ºC y 65% HDR. Es importante que tengamos el aparato en una habitación con una temperatura
constante (si puede ser en torno a los 25ºC), bien oxigenada, sin corrientes de aire y libre de polvo.

De momento una cosa queda clara, la exactitud se debe extremar cuanto más pequeño sea el tamaño del huevo; unos parámetros
que hubieran sido exitosos para incubar un huevo mediano como el de un amazona ha sido fatal para un pequeño huevo de lori. Recordemos que
el huevo de un Charmosyna placentis es un poco inferior al de un Agapornis nigrigenis.
Se sabe que en la incubación natural los parámetros de temperatura funcionan de una manera diferente, los padres no
mantienen constantemente una temperatura sino todo lo contrario, pueden tener oscilaciones de 35.5 a 38.5ºC, siendo menos frecuente cuando
se acerca la eclosión. Es aconsejable, si se tiene la oportunidad, dejar que los padres lleven a término los primeros días de incubación;
la primera semana es muy inestable y manipular los huevos en este periodo puede romper los delicados vasos sanguíneos que se empiezan a
formar acarreando fatales consecuencias. De hecho la mayor parte de muerte embrionaria ocurre en los primeros días y en os tres últimos.
Si los ponemos en la incubadora desde el día 0 (es mejor ponerlos antes de que se empiecen a incubar que entre el día 2 y 6) nos seguraremos
que el volteo sea correcto y obviamente la temperatura y humedad estables. No volvemos a tocar ni abrir la tapa (como mínimo) pasados los
primeros 7 días, cuando podremos verificar si el huevo contiene un embrión o no. Esperaremos al menos otra semana para revisar cómo
evoluciona nuestro embrión. Incluso veremos cómo se mueve. Tienen que ser maniobras con decisión, sin vacilar; no nos podemos permitir que
el huevo se enfríe. Ya no volvemos a tocar nada hasta el momento de la eclosión.
Los cuatro últimos días son cruciales ya que el pollo casi formado se posiciona de manera definitiva. A medida que se
acerca el día del primer PIP, si manipulamos inadecuadamente el huevo llevaremos todo el tiempo invertido al traste pues si
“descolocamos/desorientamos” a la cría no podrá salir del huevo. Para comprobar que todo va bien podemos coger el huevo con sumo cuidado
por los extremos, y sin cambiarlo de posición ni voltearlo para nada observaremos el movimiento del embrión con el ovoscopio; veremos como
la cámara de aire ha crecido sustancialmente y unas pequeñas pulsaciones. Si se acerca el día de la eclosión y la cámara de aire sigue
pequeña o no se ha agrandado, algo va mal. Colocamos el huevo en la misma posición que lo cogimos, posicionarlo incorrectamente
podría desorientar al pollo.
Ya “sólo” nos queda esperar a que aparezca el primer PIP. Prestaremos mucha atención esos días para detectarlo lo
más rápido posible; cuando este se produzca pararemos el volteo automático y nos armaremos de paciencia, la eclosión está al caer. Lo más
habitual es que ocurra entre las 12 y 24 horas después del PIP aunque se dan casos que se retrasan hasta las 72 horas. Es elmomento
más decisivo e importante, el pollo ya formado necesita interactuar con el aire exterior que entra por el pequeño agujero y adaptarse
en el nuevo medio; un cambio brusco de humedad y temperatura puede poner en graves problemas a la cría, llevando al fracaso absoluto toda
la operación. La cámara de aire se ha retirado casi hasta la mitad del huevo. Cuando el pollo halla absorbido el saco vitelino
empezará la carrera hacia la vida. Es una acción rápida y entre 10 y 30 minutos se habrá liberado del huevo.
En el caso del primer huevo de C. placentis, eclosionó por sí solo tras 20 días de incubación y tras 17 horas después del
primer PIP. El segundo huevo no corre tanta suerte y se detectan anomalías en la última fase; transcurridas 32 horas desde el primer PIP
decido intervenir para liberar a la cría.
Para acabar con esta primera parte, quisiera hacer una breve mención de las posibles causas que podemos encontrar sobre
la muerte embrionaria en incubación artificial; podemos dividir en dos partes:
Muerte prematura: ocurre en los primeros días de la incubación. Si ocurre esto debemos abrir investigación en diferentes
frentes; las causas más comunes son una incubación incorrecta (temperatura muy alta o muy baja, la humedad queda en un segundo plano en
este caso). Contaminación bacteriana transmitida por los padres o una mala manipulación en la higiene. Puede darse el caso de una mala
conservación (en este caso si los tuviéramos demasiados días almacenados, a partir de 6 se va perdiendo la viabilidad) con una temperatura
demasiado alta y humedad excesiva. Una genética empobrecida por consanguinidad nos dará unos huevos que serán débiles y difícil será la
labor de sacarlos hacia adelante.
Muerte tardía: esta la encontramos en los cuatro o cinco últimos días de incubación. Lo más habitual es por mala gestión
de la incubadora, temperatura demasiado alta, humedad muy alta (causa edemas y mala pérdida de líquido en el embrión) o muy baja (pierde
líquido demasiado deprisa deshidratando al futuro pollo). Un volteo inadecuado nos traerá serias complicaciones, produciendo mala posición
del embrión o incluso se le puede relacionar hemorragias y lesiones. Si los padres no han sido correctamente alimentados es posible un
huevo pobre en nutrientes, causando deformaciones en el embrión o crezca débil, sin opción a salir solo del huevo.
SIGUE: (II) Primeros auxilios: Sacar una cría atrapada en el huevo.
Texto y fotos: Pàtric Marín © 2013
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